Tsai propone formas. Así en el cine como en la vida.
Una ciudad de hoy puede ser cualquier ciudad; un inmenso bloque de cemento
informe que todo lo absorbe y lo diluye. La ciudad, en la obra de Tsai, deglute al
hombre. Y Tsai propone otros ámbitos para recuperar la vida.
En
Journey to the west, al exceso de movimiento de la ciudad le opone el
movimiento mínimo. Hay un monje que se desplaza por las calles en cámara lenta.
El monje parece clavado en su sitio. Y se abre el abismo del ser y del tiempo. Y
la ciudad aparece en toda su desmesura ¿Por qué el apuro? ¿Adónde va esa gente?
¿Quiénes son? ¿Qué hacen?
Tsai
obliga, por quietud, con su monje en cámara lenta, a mirar de otro modo. Y si
la mirada importa, entonces cabe la pregunta: ¿Adónde va el cine tan apurado?
¿De qué habla? ¿Cómo habla?
Un
occidental, un actor francés, comienza a seguir los pasos del monje. A su ritmo.
A lo mejor es un principio. Tsai, extremista de la idea y de la forma, propone.
1 comentario:
Esperaba leer algo sobre Relatos salvajes.
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